Tú, Claudio, eternamente

El señor Martínez la ha organizado parda por birlarle anteayer la oreja a Aguilar. Es cierto que este presidente, como en juego de las siete y media, o se pasa o no llega. Y según La venganza de don Mendo, «el no llegar da dolor (….) más ¡ay! de ti si te pasas; si te pasas es peor». Si esa oreja va a frustrar la carrera de Aguilar, muy mal debe de andar esto; Aguilar es un torerazo con o sin Puerta Grande. Oportunidad, habrá de volver sobre el tema.

Diluvió antes del festejo; ni siquiera se inspeccionó el ruedo. Lo dieron por bueno con la misma naturalidad salvaje con que Ritter se pasaba los pitones por las partes más delicadas de su anatomía; los novillos estuvieron a punto de caparle. A Curro de la Casa y Tomás Campos, les queda por confirmar las excelencias que dicen de ellos. Poesía épica; la lírica, para las figuras. Poesía del toro es Geometría y ensueño, selección de CarlosMarzal. MarianoRoldán publicó hace tiempo dos tomos abundosos y universales en Espasa. El florilegio de Nieto Arias es casi un censo del siglo XX: estamos todos y más. Un acierto, el poema a Manolete de Paco Umbral. Algunos desaciertos notables de Marzal, como la maldita espada de Curro de la Casa, la ausencia de Fernández Nieto que escribió Redondel; y la de Benítez Castro, poeta indiscutible, De la sangre y sus ritos, que me descubrió J.A. del Moral.

Claudio Rodríguez con el único poema de toros que escribió, Entre la magia y la sabiduría, un auténtico suceso mal datado. Se publicó en Quites, en 1986, pero apareció por primera, 1985, en Homenaje a Antoñete, un libro un poco kitsch con lazo rosa y todo, con 40 escritores y otros tantos pintores: pieza ya de bibliófilos. Claudio escribió ese poema en tiempo record para la sagrada demora de su escritura: un mes. A Claudio le fascinaba la urgencia de la crónica taurina y le parecía imposible. Hasta que una tarde, en el rincón de un bar cercano a Ventas, ante un Viña Ardanza insuperable, tras la corrida que vimos juntos, comprobó estupefacto cómo, sin escritura previa, dictaba mi artículo a las imprescindibles y sagaces secres de EL MUNDO. Eterno Claudio, selvático el valor de Sebastián Ritter.